El flujo de caja es una parte fundamental en la contabilidad de los negocios, porque representa los movimientos de efectivo dentro y fuera de la organización, dando una visión clara sobre su salud financiera y su capacidad para cumplir con las obligaciones económicas a corto y largo plazo.
En un entorno empresarial que es ahora más volátil que nunca, prever y administrar los flujos de caja de una manera adecuada es vital para que las empresas puedan sobrevivir y seguir creciendo.
Índice de contenidos
¿Qué es el flujo de caja?
También conocido como cash flow, se trata del movimiento de dinero en efectivo que entra y sale de la empresa. Los flujos que entran representan el dinero que ingresa el negocio por la venta de sus productos o la prestación de sus servicios, la concesión de un préstamo, la percepción de una subvención, etc. Los que salen representan el dinero que la empresa tiene que abonar a terceros, como el pago a proveedores, el abono de impuestos o el pago de las nóminas de los trabajadores.
El objetivo es que el flujo de caja sea positivo. Esto quiere decir que la gestión empresarial debe estar orientada a que en el negocio entre más dinero del que sale. Un flujo de caja positivo implica que la empresa tiene dinero suficiente para hacer frente al cumplimiento de sus obligaciones financieras y, a la vez, para realizar inversiones y seguir creciendo.
Si nos encontramos en una situación de flujo de caja negativo, el negocio está gastando más de lo que ingresa. En caso de que esto se mantenga a lo largo del tiempo, la empresa podría pasar por apuros financieros y acusar la falta de liquidez para hacer frente al pago de sus obligaciones.
Como decíamos al principio, los flujos de caja nos hablan de la salud económica de la empresa y, precisamente por ello, es especialmente importante monitorizarlos y supervisarlos de manera continua. Un análisis periódico de la situación permite tomar decisiones estratégicas bien informadas que ayuden a corregir los problemas en caso de apreciarse alguna desviación con respecto a los objetivos.
Tipos de flujos de caja
Flujo de caja operativo
Es el que se utiliza normalmente cuando se hace referencia a los flujos de caja. Engloba los ingresos y los gastos que genera la actividad ordinaria del negocio. Por ejemplo, los pagos de clientes, los pagos a proveedores, el abono de impuestos, etc.
Se trata de un indicador que permite evaluar la capacidad que tiene la empresa para generar efectivo a través de la que es su actividad principal.
Flujo de caja de inversión
Una empresa no puede pensar solo a corto plazo. Si desea garantizar su supervivencia, tiene que crecer y, para ello, debe realizar inversiones que le den beneficios en un futuro, y es aquí donde radica la importancia de este flujo de caja.
Se relaciona con la actividad inversora de la empresa, indicando cómo se están empleando los recursos financieros para hacer crecer el negocio. Por tanto, el flujo de caja de inversión es la cantidad de dinero ingresada o gastada en inversiones. Por ejemplo, la compra de un inmueble o de maquinaria.
Flujo de caja de financiación
Está compuesto por los movimientos en efectivo relacionado con la actividad de financiación de la empresa, como la emisión de acciones, el pago de dividendos a los accionistas o la obtención de un préstamo y el posterior pago de las letras.
Es un indicador clave para saber cómo se está financiando la empresa y cómo se manejan las obligaciones de deuda.
Flujo de caja libre
Frente a los tres tipos básicos de flujo de caja se habla también de flujo de caja libre. Es la medida financiera que indica cuánto dinero le queda a la empresa después de haber deducido los gastos de capital que son necesarios para desarrollar y expandir su actividad.
Dicho en otras palabras, es el efectivo que queda una vez descontados todos los gastos operativos y de inversión. Por lo que resulta una métrica importante para evaluar la capacidad que tiene la empresa para generar efectivo a largo plazo.
El flujo de caja es una herramienta esencial para evaluar la situación financiera de una empresa y tomar decisiones estratégicas y, por ello, es importante tener en cuenta que los diferentes tipos de flujos de caja están interrelacionados entre sí. De ahí la necesidad de entender y analizar los tres para tener una visión completa sobre el estado de la salud financiera de un negocio.
Cómo calcular el flujo de caja de una empresa
Método directo
La fórmula básica para calcular el flujo de caja a través del método directo es la siguiente:
Flujo de caja = ingresos en efectivo – gastos en efectivo
Son ingresos en efectivo todos los que recibe una empresa durante un determinado período de tiempo. No se consideran como tales las cuentas por cobrar o las ventas a crédito. Mientras que se contabilizan como gastos en efectivo los abonos en efectivo realizados en un período determinado de tiempo, pero no las cuentas pendientes de pago o las compras a crédito. Por tanto, para hacer el cálculo hay que hacer previamente un desglose detallado del dinero recibido y gastado en efectivo.
Este método proporciona una visión clara y transparente de los flujos de caja reales, pero puede ser más laborioso de realizar porque hay que hacer una labor meticulosa de recopilación y análisis de datos. Por suerte, hoy en día este obstáculo se puede salvar fácilmente si se cuenta con software contable de última generación.
Método indirecto
Es algo más complejo porque parte del resultado neto de la empresa y ajusta los valores no monetarios y los cambios en las partidas de resultados. Se aplica la siguiente fórmula:
Flujo de caja = resultado neto + ajustes por partidas no monetarias +/- cambios en partidas de resultados
A efectos de hacer el cálculo, el rendimiento neto es el resultado de todos los ingresos y gastos. Puede ser una utilidad neta si se ha ganado dinero, o una pérdida neta. Los ajustes por partidas no monetarias hacen referencia a elementos que afectan al resultado neto, pero que no involucran al dinero en efectivo. Por ejemplo, las amortizaciones de préstamos o las depreciaciones.
Los cambios en las partidas de resultados son cambios en el balance general que, aunque afectan al resultado neto, no tienen una relación directa con los flujos de efectivo. Como el aumento o la disminución del inventario o de las cuentas por cobrar.
Este método se basa en información contable ya disponible en el estado de resultados y en el balance general, pero puede requerir análisis de datos y ajustes adicionales para reflejar los flujos de caja con mayor precisión.
¿Qué método de cálculo de los flujos de caja resulta más útil?
Ambos sistemas tienen pros y contras, la elección entre uno u otro depende del contexto.
Ventajas del método directo:
- Aporta una visión más clara y transparente del flujo de caja real.
- Facilita la identificación de fuentes de ingresos y de gastos en efectivo.
- Sus resultados son más fácilmente comprensibles.
Desventajas del método directo:
- Requiere un desglose detallado de los datos.
- No aporta una visión directa sobre la forma en la que los resultados netos se traducen el flujo de caja.
Ventajas del método indirecto:
- Se basa en información contable existente.
- Permite realizar ajustes.
- Es útil para el análisis comparativo.
Desventajas del método indirecto:
- No muestra de manera directa los flujos de caja reales relacionados con las operaciones comerciales.
- Requiere ajustes y análisis adicionales.
- Sus resultados son más complicados de entender.
Con independencia del método elegido para su cálculo, el flujo de caja es una herramienta imprescindible para analizar el devenir de la empresa y determinar su capacidad de generar beneficios ahora y en el futuro. Sin él, tomar decisiones financieras estratégicas e informadas es mucho más complicado.